Sobre los ejercicios espirituales el Papa Francisco nos recuerda que vivir un retiro “significa invitar a una experiencia de Dios, de su amor y su belleza. El que vive los ejercicios espirituales con autenticidad, experimenta la atracción, la fascinación de Dios, y regresa renovado y transfigurado a la vida habitual, al ministerio, a las relaciones cotidianas, llevando consigo la fragancia de Cristo”.